Para nadie es un secreto que las redes sociales han
revolucionado al mundo, han convertido a completos desconocidos famosos
multimillonarios, como el caso de Justin Bieber. Han servido de herramientas para
combatir el cerco informativo en países dictatoriales, y como red de
información para organizar protestas que han terminado con cambios de gobiernos
y convocatoria a elecciones como fue el caso de la primavera árabe y el
movimiento en Ucrania.
Desde Venezuela he sido testigo de todos esos cambios, de
esos movimientos sin poder dejar de hacer la analogía entre lo que ellos hacen
y lo que aquí hacemos. Cuando hablamos de redes sociales, me atrevo a decir que
somos los venezolanos unos de los más activos de Latinoamérica, basta con ver
un noticiero de CNN en español y verán que la mayoría de los comentarios vienen
de mi país.
Cuando de política se trata, ya sean convocatorias a marchas,
ruedas de prensa o anuncios de importancia en Twitter, sin lugar a dudas
conseguiremos la información. Pero cuando toca pasar a la acción cuando es el
día de salir a la calle a protestar por los derechos de los que la gran mayoría
se queja en las redes somos siempre los mismos.
Estoy casada ya de ver a gente que desde la comodidad de sus
casas pide a los demás alzar la voz, no ponerse de rodillas ante la dictadura,
el régimen moribundo, o el hijo del intergaláctico. Pero cuando es el turno de
tomar acciones, y no me refiero a tomar por asalto la brigada blindada, sino
salir a la calle a ejercer el derecho constitucional a la protesta pacífica y
democrática, se quedan en sus casas por temor a la posible represión.
Es cierto que los que ahora están en el poder son represivos,
y no les cuesta nada sembrar evidencias para poner a protestantes en la cárcel.
Pero también es cierto que desde la casa no se hace nada, “descargando la
arrechera” y quejándose de lo pobre de las marchas, o falta de contundencia de
la MUD por redes sociales sólo logran desalentar a los pocos que si estamos
dispuestos a salir a luchar por un mejor país.
La seguridad que brindan las redes sociales han hecho que el
espíritu de lucha que albergaron los venezolanos de aquel 23 de enero, cuando salieron
a librarnos de la dictadura, se cambiara por emojis y se redujera a 140 caracteres.
Hay quienes preguntan que porqué en Ucrania, y los movimientos de la Primavera Árabe
si tuvieron el efecto deseado. Mi respuesta es una sola, ellos usaron las redes
sociales para la convocatoria, pero también se fueron a las calles y no
volvieron a sus casas hasta que recobraron la democracia para sus países.
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